Cuando reflexionamos sobre las causas del poco progreso en la
seguridad en la atención sanitaria estamos de acuerdo en reconocer muchas
fallas: la cultura de la organización, las políticas sanitarias, la gestión
ineficiente y un largo etcétera.
Pero hay un factor que provoca cierta incomodidad cuando se
plantea abiertamente-excepto en ámbitos como el nuestro (así espero) y es la
cuota parte que le corresponde al profesional.
Ayer leí un interesante
artículo del profesor de filosofía González Quiròs (Valores, Modos y Modas en
el Ejercicio Profesional) del que comparto un segmento
“La autoridad del médico no puede consistir en un poder capaz de
evitar cualquier examen de sus actos. El médico, que se las ve con la vida y la
muerte de sus pacientes, tiene que estar socialmente protegido frente a
reclamaciones quiméricas para poder obrar con la libertad de juicio que
requiere cualquier profesión intelectual, pero ello no puede entenderse en el
sentido de que su actuación quede libre del sometimiento a ciertas normas
establecidas por prudencia y por la experiencia profesional acumulada. No está
de más recordar, aunque la anécdota pueda rozar la caricatura, que allá por
1870, cuando Pasteur alertó al personal sanitario de que podían estar
transportando en sus manos un microbio desde las mujeres enfermas a las sanas,
un médico se sintió ultrajado por poner en duda el honor de la profesión y lo
retó a un duelo. Si bien la reacción no tuvo esta teatralidad, la respuesta que
el gran cirujano y ginecólogo estadounidense, Charles Delucena Meigs
(1792-1869), al que se le debe una de las técnicas de histerectomía más
ampliamente usadas, dio al profesor de Harvard Oliver Wendell Holmes5 (1809-1894), cuando éste hizo notar la
alta tasa de fiebre puerperal que se registraba en la práctica de muchos
médicos, estaba inspirada en esa misma mentalidad que cree poder hallar en la
honorabilidad personal (hoy diríamos en la conciencia profesional de cada cual)
una garantía por encima de cualquier escrutinio:"He practicado la
obstetricia desde hace muchos años, he atendido varios miles de parturientas y
he asistido a repetidas epidemias de fiebre puerperal, tanto en ciudades como
en hospitales. Después de toda esta experiencia, sin embargo, no encuentro tras una rigurosa reflexión y auto examen el más mínimo motivo para suponer que yo haya en alguna
ocasión transportado la enfermedad de un sitio a otro en ningún caso... A lo
largo de mi vida profesional he practicado muchas necropsias con el objeto de
investigar la fiebre puerperal, pero nunca he suspendido mi actividad como
tocólogo por este motivo. En todo caso, estoy seguro de que yo no he sido el
medio de su transmisión las
manos de un caballero están limpias"
Hace unos años apareció un interesante artículo proveniente de la
universidad de Texas (Heimrich y Sexton *) que trataba sobre algunos rasgos de
la personalidad de los médicos
R-Heimrich |
Threat, Error and Professional Culture in
Medicine. Lessons from Aviation 2002 Human
Factors Research Project
El trabajo se basa en la comparación de sendas encuestas: una
enviada a cirujanos, anestesistas e
intensivistas y otra a pilotos de
aviación.
De la comparación surge que
- Los médicos dicen resistir mucho más que los pilotos al cansancio y al sueño
- Los médicos aseguran que sus decisiones son tan buenas en situaciones normales como en emergencias
- Los médicos aseguran que sus problemas personales no les afectan en la toma de decisiones
- Los médicos trabajan de la misma manera con personal inexperto y no aceptan sugerencias de subalternos
Todo esto configura una peligroso sentimiento de
invulnerabilidad.. que no se da de la misma forma en los aviadores.
Por otra parte se detectaron algunos otros rasgos
- Resistencia a discutir el error
- intolerancia frente al error, propio o ajeno
- Tolerancia hacia algunas prácticas
- Tendencia hacia el ejercicio individual de la profesión
- Resistencia a la organización y administración
- Escaso control sobre los conocimientos adquiridos
¿Cuándo la cultura profesional
es una amenaza?
- Cuando se suprime la discusión de los errores médicos (miedo al litigio reacción de los pares pérdida de status y autoestima, impacto sobre su clientela)
- Cuando se toleran conductas inadecuadas ( baste recordar los problemas causados por la mala ortografía, las vergonzantes campañas exhortando al lavado de manos..)
- Cuando varían los estándares de la profesión: el libre ejercicio que va en contra de los mejores resultados avalados por la evidencia
- Cuando no se reactualiza y se certifica el conocimiento y las habilidades adquiridas
En fin..hay muchas otras cosas que vamos a
discutir mas adelante.
Recuerdo que Semmelweiss planteó la disyuntiva del lavado de manos y uso de guantes en las maternidades, lo que no recuerdo es el año en que nació.
ResponderEliminarInvestigaré!
slds.